viernes, 11 de julio de 2014

SAN BENITO DE NURCIA

La única fuente de vida de san Benito se halla en el libro II de los Diálogos, de san Gregorio.  En el prólogo de esta obra, cuya forma dialogada es ciertamente ficticia, Gregorio cuenta que un día, deseoso de descansar algo de los abrumadores afanes de su cargo, recordaba ante su interlocutor el diácono Pedro, amigo suyo desde hacía mucho tiempo, a tantos santos que habían podido entregarse a la contemplación, mientras él estaba aplastado por su trabajo de pastor.

Pedro le hizo observar que, por su parte, no conocía muchas personas excepcionalmente virtuosas, por lo que no comprendía que su recuerdo pudiera turbar al papa.  Es verdad que conocía hombres virtuosos, pero no parece que éstos hayan obrado maravillas, milagros, pues en todo caso si los hicieron se les ignora.  Gregorio le responde que él podría hablar largamente de tales personajes a quienes ha conocido por medio de testigos dignos de fe.  Pedro toma la ocasión al vuelo y pide a Gregorio que hable de ello, pues si la enseñanza de los doctores es saludable, más eficaces son los ejemplos de los santos y sus milagros para llegar a la humildad y para hacer desear el cielo.  Así lo hace Gregorio narrando hechos susceptibles de edificar, es decir de construir.  Estos relatos probarán además que Dios no abandona a su pueblo en medio de tantas calamidades como lo asaltan.  No más que en el Antiguo Testamento, o incluso en el Nuevo, faltan hoy hombres cuya vida y hechos maravillosos atestigüen que Dios no abandona a los que ama.  No sólo hubo santos en otro tiempo, en Oriente o en la Galia; también los conoce Italia y muy cercanos a nosotros.  Esto es lo que quieren demostrar los Diálogos, vida y milagros de los Padres italianos y sobre la eternidad de las almas, escritos entre julio del 593 y noviembre del 594.    

Los Diálogos comprenden 4 libros.  Los libros 1 y 3 constan respectivamente de 12 y 38 capítulos, poniendo en escena a 12 y a 37 personajes.  El libro II, 38 capítulos, está dedicado a un solo personaje:  Benito.  Por último, el libro IV está centrado sobre todo en un tema, el de la vida del alma después de la muerte, y continúa con una exposición sobre los fines últimos, ante todo doctrinal, pero ilustrada con muchos hechos maravillosos (el número de personajes, más difícil de establecer, es de unos 50).  No nos vamos a entretener aquí más  que en el libro II, pero importa no olivar que forma parte de un todo en el que la figura de Benito toma aún más relieve, pues está “verdaderamente lleno del espíritu de todos los justos, reuniendo de algún modo las virtudes y los dones de todos los demás”.

El prólogo del libro II comienza con una frase solemne:  Fuit vir vitae venerabilis, gratia Benedictus et nomineab ipso pueritiae suae tempore cor gerens senile.  Hubo un hombre de vida santa, “Bendecido” por la gracia y el nombre, que desde la infancia mostró la sabiduría de un anciano.  Nacido en Nursia, de una familia de clase alta, fue enviado a Roma para hacer allí estudios liberales.  Pero no tardó en alejarse, temiendo ser arrastrado al desorden moral en el que veía zozobrar a sus compañeros.  Dejó Roma así como la casa y los bienes de su padre, no deseando agradar más que a Dios:  soli Deo placere desiderans y aspirando a la vida monástica.  Se retiró pues, escogiendo la ciencia del no saber y la docta ignorancia:  scienter nescius et sapienter indoctus.
Tras esta presentación, Gregorio cita en seguida sus fuentes, pues él mismo no ha concoido a su héroe; son 4 hombres que conocieron a Benito:  Constantino, sucesor de Benito en Montecassino, Valentiniano, abad del monasterio de Letrán, Simplicius, sucesor de Constantino y Honorato, Abad de Subiaco, único que vive en el momento en que escribe Gregorio (Pról). Observamos que en los demás libros de los Diálogos, las fuentes suelen ser anónimas.  “se dice que”, “me han contado que”, etc.  En el libro II son citadas y si alguna vez se funda Gregorio en otro testimonio, lo dice.

Benito se retiró hacia lugares desiertos y empezó por detenerse en Enfide, donde las gentes quisieron retenerlo a él y a su nodriza (pues ésta que le amaba mucho le había acompañado en su retiro).  Un día se rompió uan criba traída por la nodriza.  Viendo la pena de ésta a la que amaba, Benito se puso a rezar.  ¡Y la criba fue reparada! El prodigio hizo ruido, se colgó el objeto en la puerta de la iglesia del lugar, “donde  se ha podido ver hasta la llegada de los lombardos” y Benito se fue más lejos, esta vez solo.  Y es que temía, después de tal milagro, ser tentado por la vanagloria. (continua aqui)

Fuente texto e imagen: Abadia Santa Maria


jueves, 10 de julio de 2014

Oraciones de Sanacion y Liberacion

Oración a San Miguel Arcángel
(compuesta por Su Santidad León XIII, como exorcismo para la protección de la Iglesia)

San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla. Sé nuestro amparo contra la perversidad y las asechanzas del demonio. Reprímale Dios, te pedimos suplicantes. Y tú, oh Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el Divino Poder a satanás y a todos los espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas.
Amén.

Oración exorcista de San Benito

La Santa Cruz sea mi Luz
no sea el demonio mi guía
retírate satanás
no me aconsejes cosas vanas
son malas las cosas que brindas
bebe tú ese veneno.

Escudo de San Patricio (oración exorcista)

Me envuelvo hoy día y ato a mi una fuerza poderosa, la invocación de la Trinidad, la fe en las Tres Personas, la confesión en la unidad de Creador del Universo.
Me envuelvo hoy día y ato a mi la fuerza del Cristo con su Bautismo, la fuerza de su crucifixión y entierro, la fuerza de su resurrección y ascensión, la fuerza de su regreso para el Juicio de Eternidad.
Me envuelvo hoy día y ato a mi la fuerza del amor de los querubines, la obediencia de los ángeles, el servicio de los arcángeles, la esperanza de la resurrección para el premio, las oraciones de los patriarcas, las profecías de los profetas, las predicaciones de los apóstoles,
la fe de los mártires, la inocencia de las santas vírgenes y las buenas obras de los confesores.
Me envuelvo hoy día y ato a mi el poder del Cielo, la luz del sol, el brillo de la luna, el resplandor del fuego, la velocidad del rayo, la rapidez del viento, la profundidad del mar, la firmeza de la tierra, la solidez de la roca.
Me envuelvo hoy día y ato a mi la fuerza de DIOS para orientarme, el poder de DIOS para sostenerme, la sabiduría de DIOS para guiarme, el ojo de DIOS para prevenirme, el oído de DIOS para escucharme, la palabra de DIOS para apoyarme, la mano de DIOS para defenderme, el camino de DIOS para recibir mis pasos, el escudo de DIOS para protegerme, los ejércitos de DIOS para darme seguridad
contra las trampas de los demonios
contra las tentaciones de los vicios
contra las inclinaciones de la naturaleza
contra todos aquellos que desean el mal de lejos y de cerca, estando yo solo o en la multitud.
Convoco hoy día a todas esas fuerzas poderosas, que están entre mi y esos males,
contra las encantaciones de los falsos profetas,
contra las leyes negras del paganismo,
contra las leyes falsas de los herejes,
contra la astucia de la idolatría,
contra los conjuros de brujas, brujos y magos
contra la curiosidad que daña el cuerpo y el alma del hombre.
Invoco a Cristo que me proteja hoy día del veneno, el incendio, el ahogo, las heridas, para que pueda alcanzar yo abundancia de premio.
Cristo conmigo, Cristo delante de mi, Cristo detrás de mi, Cristo en mi, Cristo bajo mi, Cristo sobre mi, Cristo a mi derecha, Cristo a mi izquierda, Cristo alrededor de mi. Cristo en la anchura, Cristo en la longitud, Cristo en la altura, Cristo en la profundidad de mi corazón. Cristo en el corazón y la mente de todos los hombres que piensan en mi, Cristo en la boca de todos los que hablan de mi, Cristo en todo ojo que me ve, Cristo en todo oído que me escucha.
Me envuelvo hoy día en una fuerza poderosa, la invocación de la Trinidad, la fe en las Tres Personas, la confesión de la unidad del Creador del Universo.
Del Señor es la salvación, del Señor es la salvación, De Cristo es la salvación.
Tu salvación Señor esté siempre con nosotros.
Amén

Oración por los enfermos

Omnipotente y sempiterno Dios, Salud de los que en Ti creen y esperan, escucha las oraciones que te hacemos por nuestros enfermos, y, por intersección de la Santísima Virgen de la Medalla Milagrosa, concede vida abundante a sus almas y devuélveles, según tu beneplácito, la salud del cuerpo. Te lo pedimos por Cristo Nuestro Señor. Amén.
Ave María Purísima, Sin Pecado Concebida.

Oración de abandono o entrega

Padre celestial en tus manos, me pongo haz de mi lo que tu quieras.
Y por todo lo que hagas por mi yo te doy las gracias.
Estoy dispuesto a todo y lo acepto todo con tal que tu voluntad se cumpla en mi y en todas tus criaturas. No deseo mada mas , dios mio.
Pongo mi alma entre tus manos.
Te la doy, con todo el amor de mi corazon porque es una necesidad de amor el darme, el entregarme entre tus manos, sin medida, con confianza infinita, porque tu eres mi padre.
Amen
Coloco ahora la sangre de jesus entre todo mal y yo _______
Coloco ahora la sangre de jesus entre todo mal y mi familia ____
Y declaro que somos victoriosos contra el demonio y sus obras por el poder de la sangre de jesus. Amen aleluya gloria y honor a ti jesus. Amen

Sellamiento con la sangre de Cristo

Padre celestial, en union con el espiritu santo pido que el poder de la sangre preciosa de jesús me cubra, selle, guarde, proteja, sane, libere, guarde, y me de vida en abundancia en todo mi ser, en mi familia, mi historia, mis bienes, las personas que dispones a mi lado, tu voluntad sobre mi vida, mi trabajo, mi estudio y mi vida social, los lugares en que vivo y visto y la creacion entera. Tu sangre preciosa me libre de las tentaciones y de todo mal. Ahora y en la hora de mi muerte.
Amen

Oración de protección

Yo (dí tu nombre completo) con la Sangre preciosa de Jesús, protejo y sello todo mi ser, interior y exteriormente, deposito en el Corazón Inmaculado de la Virgen María, todo mi haber y poseer; para que ni en el presente, ni en ningún momento futuro, lleguen a ellos daños por venganzas de lo oculto.
En el nombre de Jesús, queda prohibida toda acción e interacción, toda comunicación e intercomunicación espiritual. Invoco la presencia de los ángeles, arcángeles (Miguel, Gabriel y Rafael), principados, virtudes, potestades, dominaciones, querubines, serafines y tronos de dios; para que sean ellos quienes lleven a cabo esta batalla contra el mal. Pido la ayuda de la comunión de los santos.
Amén, amén, amén.

Oración de perdón

En el nombre de Jesucristo, yo (dí tu nombre completo) perdono a: (dí el nombre de la persona a la que vas a perdonar).
Te perdono por toda ofensa, humillación, envidia, maldición y rechazo.
Te perdono por los pleitos, insultos, abandonos, golpes y rencores. Te perdono por tu alcoholismo, por las infidelidades y mentiras.
Te perdono por no cumplir lo prometido, por tus chismes y calumnias.
Te perdono por toda falta de amor, consideración y caridad.
(Respira profundamente y menciona todo lo que tengas que sentir de la persona que estás perdonando).
En el Nombre de Jesús: yo te perdono, en el Corazón de Jesús: yo te perdono, en la Misericordia de Jesús: yo te perdono, te bendigo y desato todo lazo de rencor entre tú y yo.
Delante de Dios te declaro inocente y libre, ya no me debes nada, le pido a Jesús que te ame profundamente, te llene de paz y se manifieste en ti con abundancia de bienes espirituales y materiales.
Amén, amén, amén.

Oración por los antepasados

Padre Dios, en nombre de Jesús, te pido que por los méritos y virtudes de Sus Santas Llagas, sean lavados por Su Sangre todos los efectos, causas, consecuencias y atributos de las faltas de mis antepasados que no fueron reparadas y que todavía pesan sobre mi en forma de debilidades o tendencias hacia esos mismos errores y pecados. Te pido perdón en su nombre por haberse burlado o renegado de los sacramentos de la Santa Iglesia, siendo bautizados, o por insultos y negaciones hechos a Tu Santa Trinidad, te pido perdón por toda infidelidad y desconfianza hacia ti. Pido perdón en su nombre por los daños que mis antepasados causaron a la familia, al matrimonio, a la sociedad, a Tu creación.
En nombre de Jesús, te ruego que Tu amor repare las injusticias que cometieron en contra de todas las personas, instituciones, pueblos o naciones y en sus descendientes.
Que por intercesión de la Inmaculada Concepción de María nos concedas la sanación a partir del instante de nuestra concepción, la de mis antepasados y la de mi descendencia.
Que Tu Espíritu Santo me inspire todos los días de mi vida para hacer obras de caridad y servicio.
Pido que Tu Misericordia alcance a los que ya han muerto, para que descansen en paz junto a ti y para los que aún vivan, tu Espíritu Santo los convenza de sus errores dándoles la gracia del arrepentimiento.
Amén, amén, amén.

Oración de renuncia y liberación

En tu nombre Jesucristo, yo (dí tu nombre completo) de manera personal y a nombre de mis antepasados.
Renuncio a satanás, a todas sus fascinaciones, seducciones y mentiras.
Renuncio a toda práctica de brujería, magia blanca, negra, de cualquier color, santería, hechicería o vudú.
Renuncio a toda limpia con huevo, yerbas, bálsamos, vino, sangre o fuego.
Renuncio a todo pacto, reto, sello, alianza o consagración al demonio; a conjuros, perjuros, maleficios e invocaciones diabólicas.
Renuncio a toda maldición, mal deseo, envidia, odio, rencor, resentimiento, codicia, avaricia, soborno, robo, fraude, despojo o enriquecimiento ilícito.
Renuncio a todo acto de orgullo, soberbia, prepotencia, vanidad y egolatría.
Renuncio a todo rito de iniciación chamánica, espiritista, espiritualista, masonería, filosofía rosacruz, dianética y a toda secta o sociedad secreta.
Renuncio a todo conocimiento de la nueva era, creencia en la re-encarnación, esoterismo, metafísica, meditación trascendental, yoga, a todo acto de curanderismo, a las operaciones espirituales, hipnotismo con regresiones, baños con flores, especies, yerbas, sangre de animales o humana o con otras substancias con fines mágicos.
Renuncio a toda lujuria, aborto, adulterio, homosexualidad, bisexualidad, incesto, violación, pornografía, bestialismo, promiscuidad y prostitución. A todo lo que yo u otras personas hayan hecho ilícitamente para controlar, nulificar o desbordar mi sexualidad.En el nombre de Jesucristo, renuncio al culto y veneración a la llamada “santa muerte” o al vampirismo, a todo encantamiento, invocación y evocación de muertos, a espíritus custodios, guardianes, cósmicos, protectores, espías, vigilantes, a seres espirituales nombrados “maestros de sabiduría”, o a cualquier otro ser maléfico en forma oculta o manifiesta.
Renuncio a todo acto o juego de mediumnidad, a la ouija, al control mental, al manejo del péndulo, a instrumentos para encontrar “tesoros ocultos” o dinero enterrado.
Renuncio también a toda clase de adivinación, sortilegio, lectura de cartas, café y caracoles, a toda forma de astrología, horóscopos o cartas astrales.
Renuncio a los amuletos y talismanes, a las herraduras, pirámides, cuarzos, imanes, agujas, sábilas o ajos con moños rojos, imágenes de santos mezcladas con tierra de panteón, velas y veladoras de colores “curadas”, fetiches y representaciones de mi persona de cualquier material y forma que se encuentren enterrados o sean manipulados por mí mismo u otras personas.
Renuncio a toda forma equivocada de “medicina alternativa” que bajo engaños haya ritualizado mi ser al demonio.
En el nombre de Jesús, renuncio a toda comida o bebida mezclada con brujería que haya yo ingerido, y a todo lo que haya sido tirado, rociado o untado en mi cuerpo, ropa, zapatos, casa, trabajo, negocio o cualquier pertenencia u objeto que esté cercano a mí, que haya sido maldecido o consagrado al mal.
En el nombre de Jesucristo denuncio, renuncio y echo fuera de mí a todo espíritu de traición, destrucción, muerte, esclavitud, ausencia de Dios, miseria, mendicidad, soltería, infelicidad matrimonial, viudez, orfandad, amargura, envejecimiento o muerte prematura, persecución, problemas con las leyes o la justicia humana, esterilidad, humillación, rechazo, insomnio, deseos de suicidio, aislamiento, locura, soledad, neurosis, depresión, obsesión, miedo, angustia, debilidad, enfermedades crónicas, invalidez, ceguera, sordera, mudez, falta de olfato, imposibilidad de saborear la comida, insensibilidad, celos, inconformidad, incapacidad para vivir, conseguir o conservar un trabajo, una pareja, un matrimonio o una familia.
En el nombre de Jesús denuncio, renuncio y echo fuera de mí todo espíritu de alcoholismo o de cualquier otra adicción, de mal carácter, de falta de memoria, de falta de control y dominio de mi ser, irrealidad, inconsciencia, envidia, abandono, gula, suciedad, desorden, malos olores crónicos en mi cuerpo, ropa o casa, de falta de fe, esperanza y caridad, de falta de interés en la vida, de desprecio a la eucaristía y de aborrecimiento o flojera para tener vida de oración. Corto, destruyo y nulifico los medios a través de los cuales fueron hechos los daños antes mencionados, si fueron veladoras, fotos, ropa, tijeras, agujas, fetiches, entierros, lo que haya sido.
Renuncio a lo que en forma consciente o inconsciente haya yo hecho o haya sido hecho por otra persona en mi nombre para obtener poderes, dinero, éxito, buena suerte o pretender saber el futuro, o bien para conseguir el amor y la salud propios o ajenos, o tener dominio y control sobre personas, objetos, animales, lugares, espíritus y fuerzas de la naturaleza.
Nulifico los efectos de cualquier práctica contraria al compromiso adquirido a través de mi bautismo, de fidelidad y reconocimiento a Jesucristo como mi único Salvador, a los Sacramentos, a la Virgen María y a la iglesia católica.
A lo que impida el ejercicio de mi sentido común, capacidad de juicio, entendimiento y voluntad.
Echo fuera de mí todo aquello con lo que haya intentado sustituir el amor y la confianza de Jesús. Renuncio al rechazo de mis padres desde el instante de mi concepción y durante mi vida en el seno materno. Renuncio al mal que me causaron por intentar abortarme: con yerbas, sustancias químicas o con objetos punzo cortantes. Renuncio a todo el rencor que tengo si fui dado en adopción o abandonado sin haber conocido a mis padres biológicos o a maldiciones recibidas durante mi gestación.
Nulifico por las llagas de Jesús todo mandato de fracaso, muerte en vida y suicidio que hay en mí por estas causas, la incapacidad para aceptar el amor de Dios, para aceptarme a mí mismo o a las personas, para estudiar, trabajar y ser feliz.
Renuncio a todo lo que sea contrario a la salud, el respeto y la dignidad que como templo del Espíritu Santo, necesita todo mi ser y que esté impidiendo relacionarme con Dios, conmigo mismo (a), con mi entorno en una forma sana, tener una familia unida y un trabajo digno y bien remunerado.
Porque Jesucristo se manifestó para deshacer las obras del diablo: habiendo denunciado, renunciado y echado fuera de mí todos los espíritus del mal, los envío atados y amordazados a los pies de la Santa Cruz y les prohíbo regresar.
Habiendo nulificado todos los efectos, causas y consecuencias, tomo autoridad, en el nombre de Jesús, para que caigan todos los bloqueos, tinieblas y barrer, las que satanás construyó a mi alrededor y le ordenó a todo ser demoníaco que despojó a mi familia o a mí mismo (a), que nos devuelva, lo que nos quitó.
Padre Santo, te lo ruego, sana toda mi vida, toda mi historia personal, perdóname, ayúdame, libérame, bendíceme.
Padre Dios, acepto que Tú seas mi Padre, Jesucristo mi Hermano, la Virgen María mi Madre, porque hoy, yo (dí tu nombre completo) les pertenezco para siempre.
A través de Tu Santo Espíritu, guíame para la reparación de todas las faltas que cometí y enséñame a amar Tu Voluntad. Gracias Padre.
Amén, amén, amén

Oración para sellar la sanación

Con el dedo pulgar de la mano derecha haz el signo de la Cruz en tu frente y repite con nosotros:
Con la Sangre Preciosa de Jesús, sello esta sanación que Tú Padre Dios acabas de hacer en mí, para que no vuelvan más estos males y espíritus a mi vida, ni en número de uno, ni en ningún otro número, ni de la misma naturaleza, ni de naturaleza parecida.
Te ruego Padre Dios que el Espíritu Santo ocupe todo mi ser y restaure las virtudes que estos males han destruido en mí.
Desato en mi todos los dones y frutos de Tu Santo Espíritu.
Envíame tus ángeles administradores de paz, unidad, salud y prosperidad.
Espíritu Santo de Dios recibe la consagración perfecta y absoluta de todo mi ser, dígnate ser en adelante mi Director, mi Luz, mi Guía, mi Fuerza y todo el amor de mi corazón.
Amén, amén, amén.

Oración de bendición

Nuestro Señor Jesucristo que nos amó con un amor tan desmedidamente grande y que fue puesto sobre la Cruz de madera y condenado a la muerte más amarga: lave y bendiga tu alma con Su Sangre preciosa, en recuerdo del sufrimiento con el que pagó por ti, a fin de que tu amor arda para él. Que ese poderoso fuego de amor consuma todos tus pecados y te conceda reposar sobre Su Bendito Brazo, donde todos los santos reposan. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén, amén, amén.

Plegarias de liberación
Oraciones contra el maleficio

Kyrie elèison. (3)

Dios nuestro Señor, oh Soberano de los siglos, omnipotente y todopoderoso, Tú que lo has hecho todo y que lo transformas todo con Tu sola Voluntad; Tú que en Babilonia transformaste en rocío la llama del horno siete veces más ardiente y que protegiste y salvaste a tus tres niños santos.
Tú que eres Doctor y Médico de nuestras almas; Tú que eres la Salvación de aquellos que se dirigen a Ti, te pedimos y te invocamos, haz vana, expulsa y pon en fuga toda potencia diabólica, toda presencia y maquinación satánica, toda influencia maligna y todo maleficio o mal de ojo de personas maléficas y malvadas realizados sobre tu siervo ….. haz que, en cambio, de la envidia y el maleficio obtenga abundancia de bienes, fuerza éxito y caridad.
Tú, Señor, que amas a todos los hombres, extiende Tus Manos poderosas y Tus Brazos altísimos y potentes y ven a socorrer y vista esta imagen tuya, mandando sobre ella al ángel de la paz, fuerte y protector del alma y del cuerpo, que mantendrá alejado y expulsará a cualquier fuerza malvada,
todo envenenamiento y hechicería de personas corruptoras y envidiosas: de modo que debajo de Ti tu suplicante protegido te cante con gratitud:
“El Señor es mi Salvador y no tendré temor de lo que pueda hacerme el hombre. No tendré temor del mal porque Tú estás conmigo, Tú eres mi Dios, mi fuerza, mi poderoso Señor, Señor de la paz, Padre de los siglos futuros”.
Sí, Señor Dios nuestro, ten compasión de Tu imagen y salva a tu siervo…. de todo daño o amenaza procedente del maleficio, y protégelo poniéndolo por encima de todo mal; por la intercesión de la más Bendita, gloriosa Señora, la Madre de Dios y siempre Virgen María, de los resplandecientes arcángeles y de todos los Santos. Amén.

Oración contra todo mal

Espíritu del Señor, Espíritu de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, Santísima Trinidad, Virgen Inmaculada, ángeles, arcángeles y santos del paraíso, descended sobre mí.
Fúndeme, Señor, modélame, lléname de ti, utilízame.
Expulsa de mi todas las fuerzas del mal, aniquílalas, destrúyelas, para que yo pueda estar bien y hacer el bien.
Expulsa de mí los maleficios, las brujerías, la magia negra, las misas negras, los hechizos, las ataduras, las maldiciones y el mal de ojo; la infestación diabólica y la obsesión diabólica; todo lo que es mal, pecado, envidia, celos y perfidia; la enfermedad física, psíquica, moral, espiritual y diabólica.
Quema todos estos males en el infierno, para que nunca más me toquen a mí ni a ninguna otra criatura en el mundo.
Ordeno y mando con la fuerza de Dios omnipotente, en nombre de Jesucristo Salvador, por intermedio de la virgen Inmaculada, a todos los espíritus inmundos, a todas las presencias que me molestan, que me abandonen inmediatamente, que me abandonen definitivamente y que se vayan al infierno eterno, encadenados por san Miguel arcángel, por san Gabriel, por san Rafael, por nuestros ángeles custodios, aplastados bajo el talón de la Virgen Santísima Inmaculada.

Oración de sanación interior

Señor Jesús, Tú has venido a curar
los corazones heridos y atribulados,
te ruego que cures los traumas que provocan
turbaciones en mi corazón;
te ruego, en especial que cures
aquellos que son causa de pecado.
Te pido que entres en mi vida,
que me cures de los traumas psíquicos
que me han afectado en tierna edad
y de aquellas heridas que me los han provocado
a lo largo de toda la vida.
Señor Jesús, Tú conoces mis problemas,
los pongo todos en Tu corazón de Buen Pastor.
Te ruego, en virtud de aquella gran llaga
abierta en Tu Corazón,
que cures las pequeñas heridas que hay en el mío.
Cura las heridas de mis recuerdos,
a fin de que nada de cuanto me ha acaecido
me haga permanecer en el dolor, en la angustia,
en la preocupación.
Cura, Señor,
Todas esas heridas que, en mi vida,
han sido causa de raíces de pecado.
Quiero perdonar
a todas las personas que me han ofendido,
mira esas heridas interiores
que me hacen incapaz de perdonar.
Tú que has venido a curar los corazones afligidos,
cura mi corazón.
Cura, Señor Jesús, mis heridas íntimas
que son causa de enfermedades físicas.
Yo te ofrezco mi corazón,
acéptalo, Señor, purifícalo y dame
los sentimientos de Tu Corazón Divino.
Ayúdame a ser humilde y benigno.
Concédeme, Señor,
la curación del dolor que me oprime
por la muerte de las personas queridas.
Haz que pueda recuperar la paz y la alegría
por la certeza de que Tú eres la Resurrección y la Vida.
Hazme testigo autentico
de Tu Resurrección,
de Tu Victoria sobre el pecado y la muerte,
de Tu Presencia de Viviente entre nosotros.
Amén.

Plegaria de liberación

Oh, Señor, tú eres grande, tú eres Dios, tú eres Padre,
nosotros te rogamos, por la intercesión de María
y con la ayuda de los arcángeles Miguel, Rafael y Gabriel,
que nuestros hermanos y hermanas
sean liberados del maligno que los ha esclavizado.
Oh, santos, venid todos en nuestra ayuda.
De la angustia, la tristeza y las obsesiones,
nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.
Del odio, la fornicación y la envidia,
nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.
De los pensamientos de celos, de rabia y de muerte,
nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.
De todo pensamiento de suicidio y de aborto,
nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.
De toda forma de sexualidad mala,
nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.
De la división de la familia, de toda amistad mala,
nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.
De toda forma de maleficio, de hechizo,
de brujería y cualquier mal oculto,
nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.
Oh, Señor, que dijiste “la paz os dejo, mi paz os doy”,
por la intercesión de la Virgen Maria
concédenos ser liberados de toda maldición
y gozar siempre de tu paz.
Por Cristo Nuestro Señor. Amén.

Oración de la sangre de Cristo

Señor Jesús, en tu nombre y con
el Poder de tu Sangre Preciosa
sellamos toda persona, hechos o
acontecimientos a través de los cuales
el enemigo nos quiera hacer daño.
Con el Poder de la Sangre de Jesús
sellamos toda potestad destructora en
el aire, en la tierra, en el agua, en el fuego,
debajo de la tierra, en las fuerzas satánicas
de la naturaleza, en los abismos del infierno,
y en el mundo en el cual nos movemos hoy.
Con el Poder de la Sangre de Jesús
rompemos toda interferencia y acción del maligno.
Te pedimos Jesús que envíes a nuestros hogares
y lugares de trabajo a la Santísima Virgen
acompañada de San Miguel, San Gabriel,
San Rafael y toda su corte de Santos Ángeles.
Con el Poder de la Sangre de Jesús
sellamos nuestra casa, todos los que la habitan
(nombrar a cada una de ellas),
las personas que el Señor enviará a ella,
así como los alimentos y los bienes que
Él generosamente nos envía
para nuestro sustento.
Con el Poder de la Sangre de Jesús
sellamos tierra, puertas, ventanas,
objetos, paredes, pisos y el aire que respiramos,
y en fe colocamos un círculo de Su Sangre
alrededor de toda nuestra familia.
Con el Poder de la Sangre de Jesús
sellamos los lugares en donde vamos
a estar este día, y las personas, empresas
o instituciones con quienes vamos a tratar
(nombrar a cada una de ellas).
Con el Poder de la Sangre de Jesús
sellamos nuestro trabajo material y espiritual,
los negocios de toda nuestra familia,
y los vehículos, las carreteras, los aires,
las vías y cualquier medio de transporte
que habremos de utilizar.
Con Tu Sangre preciosa sellamos los actos,
las mentes y los corazones de todos los habitantes
y dirigentes de nuestra Patria a fin de que
Tu Paz y Tu Corazón al fin reinen en ella.
Te agradecemos Señor por Tu Sangre y
por Tu Vida, ya que gracias a Ellas
hemos sido salvados y somos preservados
de todo lo malo.

Oración por los enfermos (Padre Emiliano Tardif)

Jesús. Señor Jesús.
Creemos que estás vivo y resucitado. Creemos que estás realmente presente
en el Santísimo Sacramento del Altar y en cada uno de nosotros.
Te alabamos y te adoramos. Te damos gracias Señor, por venir hasta nosotros
como pan vivo bajado del Cielo. Tú eres la plenitud de la vida.
Tú eres la resurrección y la vida.
Tú eres, Señor la salud de los enfermos.
Hoy te queremos presentar a todos los enfermos que están aquí, porque para
ti no hay distancia ni en el tiempo ni en el espacio.
Tú eres el eterno presente y tu lo conoces.
Ahora, Señor, te pedimos que tengas compasión de ellos. Visítalos a través
de tu Evangelio proclamado en la Santa Biblia, para que todos reconozcan
que tu estás vivo en tu Iglesia de hoy; y que se renueve su fe y su
confianza en ti. Te lo suplicamos Jesús.
Ten compasión de los que sufren en su cuerpo, de los que sufren en su
corazón y de los que sufren en su alma que están orando y viendo los
testimonios de lo que Tú estás haciendo por tu Espíritu Renovador en el
mundo entero. Ten compasión de ellos, Señor.
Desde ahora te pedimos. Bendícelos a todos y haz que muchos vuelvan a
encontrar la salud, que su fe crezca y se vayan abriendo a las maravillas
de tu amor, para que también ellos sean testigos de tu poder y de tu
compasión.
Te lo pedimos Jesús, por el poder de tus santas llagas, por tu santa cruz y
por tu preciosa sangre.
Sánalos Señor. Sánalos en su cuerpo, Sánalos en su corazón, Sánalos en su
Alma.
Dales vida y vida en abundancia. Te lo pedimos por intersección de María
Santísima, tu Madre, la Virgen de los Dolores, la que estaba presente, de
pie, cerca de la cruz.
La que fue la primera en contemplar tus santas llagas y que nos distes por
madre. Tú nos has revelado que ya has tomado sobre ti todas nuestras
dolencias y por tu santas llagas hemos sido curados.
Hoy, Señor, te presentamos en fe todos los enfermos que nos han pedido
oración y te pedimos que los alivies en su enfermedad y que les des la
salud.
Te pedimos por la gloria del Padre del Cielo, que sanes a los enfermos que
van a leer este libro.
Haz que crezcan en la fe, en la esperanza, y que reciban la salud para la
gloria de tu Nombre.
Para que tu Reino siga extendiéndose más y más en los corazones, a través
de los signos y prodigios de tu amor.
Todo esto te lo pedimos Jesús, porque tú eres Jesús. Tú eres el buen pastor
y todos somos ovejas de tu rebaño. Estamos tan seguros de tu amor, que aún
antes de conocer el resultado de nuestra oración, en fe te decimos Jesús
por lo que tu vas hacer en cada uno de ellos.
Gracias por los enfermos que tu estás sanando ahora, que tu estás visitando
con tu misericordia.
Que lo cubras de tu sangre divina, y que a través de este mensaje tu
corazón de buen pastor hable a los corazones de tantos enfermos que van a
leerlo.
¡Gloria y alabanza a ti, Señor. ¡
Amén

domingo, 20 de abril de 2014

Semana Santa - Domingo de Resurreccion

" Es el día en que Cristo resucita después de ser crucificado, después va al encuentro con sus apóstoles y luego sube al cielo, también es el día en que finaliza la Semana Santa. "

Hoy termina la Semana Santa, y con esta celebración final del día de la Resurrección se conmemora uno de los pilares de la fé cristiana.

El Domingo de Resurrección, es el día en que Jesucristo resucita después de la crucifixión, va al encuentro con sus apóstoles y luego sube hacia los cielos, también es la finalización de la Semana Santa.

El Domingo de Resurrección o de Pascua es importante para los católicos, ya que con la Resurrección es cuando adquiere sentido toda su religión.

En la Misa dominical este pasaje se recuerda de una manera especial. Se enciende el Cirio Pascual que representa la luz de Cristo resucitado y que permanecerá prendido hasta el día de la Ascensión, cuando Jesús sube al Cielo.

Este día de resurrección es alegre pero triste para los Cofrades, alegre por la manifestación de la resurrección que sustenta la religión y triste porque la Semana Santa finaliza.

Se realizan diversas procesiones religiosas, en muchas ciudades como coloflón de las fiestas desfilan representaciones de todas las cofradías, las procesiones de este día están llenas de color y alegria. Se mezclaran en los pasos capirotes de todos los colores que han desfilado a lo largo de la semana. 

En algunas ciudades los nazarenos van vestidos de blanco hoy y reparten chocolatinas a los niños, como hemos podido comprobar a lo largo de la semana, cada comunidad tiene su propio toque en las procesiones, que les hace diferentes y únicas.

Hay pocas procesiones en el día de hoy...tampoco suele congregarse mucha gente porque en muchas ciudades comienzan a preparar las calles para volver a la rutina diaria, se recogen las sillas que se utilizaban para ver los pasos, se arreglan los balcones...las procesiones que hay suelen hacerse por la mañana y tienen el sabor de despedida de las fiestas y la vuelta a la tranquilidad.


Es un día agridulce para multitud de fieles, por un lado celebran su fé y por otro dan por concluidas unas fiestas de gran emoción. La manera de celebrar esta despedida difiere mucho de una comunidad a otra.En general, suelen reunirse todos los cofrades que han desfilado a lo largo de estos días, y las muestras son de alegría por un Cristo resucitado.

Tras las últimas procesiones es habitual ir a disfrutar de la gastronomía propia de la ciudad en la que nos encontramos, y de las últimas torrijas hasta el año siguiente. Lo mismo sucede con la tradición de los huevos de Pascua, desde el jueves es habitual comprarlos. 

La tradición de los huevos de Pascua va asociada a la imagen del conejo de Pascua que también tiene su peculiar leyenda: Ésta cuenta la historia de una mujer que pintaba huevos para sus hijos en la Pascua. Una vez decidió esconderlos en el jardín en distintos nidos. Cuando los niños encontraron los huevos, un conejo saltó del nido. Entonces, ellos pensaron que el conejo les había traído los huevos y así comenzó la historia.

Esta imagen se transmitió a los Estados Unidos por los inmigrantes alemanes que llegaron al Pennsylvania Dutch Country durante el siglo XVIII. Los niños creían que si se portaban bien, el Oschter Haws, que era el nombre que daban al conejito, pondría huevos de colores. Construían nidos en lugares apartados o escondidos de la casa, el granero o el jardín, para que éste pusiera sus huevos. Más tarde empezaría la tradición de construir elaboradas cestas para poner los huevos.
Sea o no verdad, los huevos, en todas las culturas, han representado el nacimiento de la nueva vida, la alegría, el renacer. De ahí que se adecúan perfectamente al sentido que este día tiene para los católicos. 

Uno de los aspectos interesentes de esta festividad, es el gatronómico, ya que dependiendo de la comunidad en la que nos encontremos podemos probar distintas especialidades culinarias que sólo se elaboran en estas fechas y tienen un sentido para con la festividad. Una de estas tradiciones es la elaboración de los Huevos de Pascua.

Además, todo esto no es nuevo, la imagen del conejo tiene su origen en las celebraciones anglosajonas pre-cristianas... El conejo, un animal muy fértil, era el símbolo terrenal de la diosa Eastre, a quien se le dedicaba el mes de abril.
Esto unido al significado de los huevos, y el hecho de que se utilizaban éstos como moneda de pago en la Edad Medieval en estas fechas, es lo que ha dado lugar a la extraña conjunción del conejo de Pascua.

Como curiosidad comentar que el Domingo de Resurrección es el culpable de que los domingos sean los que se consideran festivos y de descanso en la semana, ya que como es una fiesta clave del calendario litúrgico, en los primeros siglos del cristianismo, gracias a ella se cambió el día dedicado al descanso y a la alabanza a Dios nuestro creador, del Sábado al Domingo. En la religión judía en cambio, como no se reconoce la resurrección de Cristo, el día festivo sigue siendo el Sabbath o sábado.

El Domingo de Resurrección es el causante que el domingo sea precisamente el día escogido como de descanso.

Fuente: Semana Santa 



sábado, 19 de abril de 2014

Semana Santa - Sabado Santo

" Es el día de la Semana Santa en el que los cristianos rememoran a Jesucristo en el sepulcro. Una vez es de noche, se celebra la principal celebración cristiana que es lo que se denomina la Vigilia Pascual "

En este día propiamente no hay culto oficial, es un día de luto por la muerte del Salvador. Continúa durante el día la visita de los monumentos y la celebración del Vía crucis al igual que en el Viernes Santo . Al anochecer empieza la gran Vigilia Pascual, que en su primera parte (bendición el fuego nuevo y del agua, lecturas, letanías, profesión de fe y Bautizos) corresponde propiamente al Sábado santo; pero la Misa de Gloria, muy solemne, con volteo de campanas y llena de aleluyas, corresponde a la celebración pascual de la Resurrección. 

El sábado Santo es un día de luto que destaca por la ausencia de cultos oficiales. El día se dedica a la visita de los monumentos y a preparar la Vigilia Pascual.

Es día de luto porque Cristo descansa en el sepulcro y hoy no hay misa. La iglesia guarda silencio: desde el viernes no suena el órgano acompañando los cantos, en señal de austeridad y dolor. 

El sábado santo es día de recogimiento, remiten las procesiones, se reza en silencio. Hace algunos años sólo salía a procesionar un paso, aunque su número ha ido aumentando, no desfilan tantos como el Viernes. La gran celebración de hoy mira ya hacia la Resurrección, y es lo que se está preparando. 

Las vigilias comienzan al caer el sol y se prolongan durante toda la noche.
La preparación de la Pascua comienza con la bendición del fuego nuevo, que se toma de una hoguera encendida fuera de la iglesia, estando ésta totalmente a oscuras y esperando los fieles con cirios apagados en la mano. El sacerdote enciende en ella una tea que una vez bendecida encenderán con ella sus velas los fieles. Hacia el final de este canto se procede a encender el cirio pascual, al que se le ponen los cinco granos de incienso que representan la inmortalidad, el Alfa y la Omega, y la fecha del año en curso; tras esto se encienden todas las luces de la iglesia. También se bendicen las aguas bautismales.

Las procesiones que hoy se celebran son de alegria, ya se pierde el sentir de luto y comienzan los pasos más alegres.

La característica esencial del Sábado Santo es la ausencia del Señor, ya que se recuerda su muerte no hay Eucaristía. Es imposible la Eucaristía por que el Señor no está, hoy ha muerto...pero se prepara todo con alegria para llegar al Domingo de la Resurrección.
A pesar de ser actos de carácter religioso, estas liturgias conllevan muchos elementos que las tiñen de belleza y llaman a la curiosidad de los turistas y no creyentes por todo lo que representan.

En la calle se han acabado las procesiones penitenciales. Estamos en tiempo de perdón, de resurrección, de gloria y de alegría. Las procesiones y demás celebraciones populares de este día tienen un aire más festivo.

En Sevilla salen cuatro procesiones en el día de hoy: Los Servitas, La Trinidad, Santo Entierro y La Soledad. La de Trinidad y la del Santo Entierro son de las más seguidas y conocidas, con lo que siempre van acompañadas por un montón de fieles y turistas que estos días llenan la ciudad. Aquí en concreto, se suelen alquilar sillas para descansar mientras se espera la llegada de los pasos.

Es recomendable que si vamos a asistir a las procesiones con gente mayor o impedida que no puede estar mucho tiempo de pie, vayamos el día anterior a la iglesia a la cual pertenece a hermandad que vamos a ver desfilar y enterarnos del recorrido y si disponen de alguna ayuda para ellos,a veces se reservan sitios desde el día anterior, así ellos pueden ver la procesión bien e incluso tocar las imágenes.
A esta altura de la semana es lógico ver algo menos de asistencia en el día de hoy en procesiones de hermandades nuevas, o de pasos con menos seguidores, mucha gente lleva siguiendo las procesiones desde el Domingo de Ramos, y el cansancio se hace patente...Es otra de las razones por la cual hoy se afloja el ritmo en cuanto a salidas de las cofradías se refiere.
Tras este día de reflexión llega el Domingo de Resurrección que marca el final de la Pascua y de la Semana Santa hasta el año próximo. 

Es el momento de disfrutar de las procesiones que quedan ya que el Domingo de Resurrección marcará el final de la festividad hasta el año próximo.

Fuente: Semana Santa

viernes, 18 de abril de 2014

En Directo: Vía Crucis desde el Coliseo Romano – Viernes Santo – Preside el Papa Francisco

http://www.youtube.com/watch?v=uhRyBLzfPlE#t=715

Fuente: Santo Padre Francisco


Viernes Santo

Día en que crucificaron a Cristo en el Calvario. Cómo rezar el Via Crucis. La Virgen de la Soledad

En este día recordamos cuando Jesús muere en la cruz para salvarnos del pecado y darnos la vida eterna. El sacerdote lee la pasión de Cristo en la liturgia de la Adoración a la cruz. Ese día no se celebra la Santa Misa.

En las iglesias, las imágenes se cubren con una tela morada al igual que el crucifijo y el sagrario está abierto en señal de que Jesús no está.

El color morado en la liturgia de la Iglesia significa luto. Se viste de negro la imagen de la Virgen en señal de luto por la muerte de su Hijo.

Podemos recordar leyendo el Evangelio de San Juan, capítulo 18, versículos 1-19, 42.

¿Cómo podemos vivir este día? 

Este día manda la Iglesia guardar el ayuno y la abstinencia. 
Se acostumbra rezar el Vía Crucis y meditar en las Siete Palabras de Jesús en la cruz. 
Se participa en la Liturgia de Adoración a la Cruz con mucho amor, respeto y devoción. 
Se trata de acompañar a Jesús en su sufrimiento.
A las tres de la tarde, recordamos la crucifixión de Jesús rezando el Credo.

¿Cómo se reza un Via Crucis?

Esta costumbre viene desde finales del siglo V, cuando los cristianos en Jerusalén, se reunían por la mañana del Viernes Santo a venerar la cruz de Jesús. Volvían a reunirse al empezar la tarde para escuchar la lectura de la Pasión.

El Via Crucis es una manera de recordar la pasión de Jesús y de revivir con Él y acompañarlo en los sufrimientos que tuvo en el camino al Calvario.

Se divide en catorce estaciones que narran, paso a paso, la Pasión de Cristo desde que es condenado a muerte hasta que es colocado en el sepulcro.

El Via Crucis se reza caminando en procesión, como simbolismo del camino que tuvo que recorrer Jesús hasta el Monte Calvario. Hasta adelante, alguno de los participantes lleva una cruz grande y es el que preside la procesión. Se hacen paradas a lo largo del camino para reflexionar en cada una de las estaciones, mediante alguna lectura específica.

Si se desea, después de escuchar con atención la estación que se medita y al final de cada una, se puede rezar un Padrenuestro, mientras se camina hasta la siguiente estación. El que lleva la cruz, se la puede pasar a otra persona.

Via Crucis para jovenes

1.- Jesús es condenado a muerte

Te alabamos Oh Cristo y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Mi buen Jesús, te han condenado a muerte. ¿Estás triste? ¿ Estás asustado?
En tu lugar yo me sentiría así. Yo quiero quedarme junto a ti para que no te sientas sólo. 
Ayúdame, Jesús, a tener fuerzas para quedarme junto a ti.

2.- Jesús es cargado con la cruz

Te alabamos Oh Cristo y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Jesús mío, te han cargado con la cruz. La veo muy grande y seguramente te pesa mucho. Yo quiero ayudarte.

Dios mío, ayúdame a portarme muy bien y así ayudar a Jesús, tu Hijo, para que la cruz le pese un poco menos este Viernes Santo.

3.- Jesús cae por primera vez

Te alabamos Oh Cristo y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Te has lastimado, mi buen Jesús, pero te vuelves a levantar. Sabes que debes seguir adelante. Yo quiero seguir contigo. 
Dios mío, dame fuerzas para levantarme cuando me caiga y así seguir adelante, como lo hizo Jesús.

4.- Jesús encuentra a María.

Te alabamos Oh Cristo y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

María, ves pasar a tu Hijo y te duele mucho verlo así. Te duele más que a todos nosotros. Pero tú confías en Dios y Él te hace fuerte y mantiene viva tu esperanza en la resurrección.

María, déjame estar contigo acompañándote y ayúdame a parecerme cada día más a ti.

5.- Jesús es ayudado por el Cireneo

Te alabamos Oh Cristo y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

El Cireneo te ayuda a cargar la cruz. Yo también quiero ayudarte cada vez que te vea cansado.

Dios mío, ayúdame a ser generoso y servicial. En mi casa, en la escuela y en todo lugar para así parecerme al Cireneo y ayudar a tu Hijo a cargar la cruz.

6.- La Verónica enjuga el rostro de Jesús

Te alabamos Oh Cristo y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Una mujer se ha acercado a ti, mi buen Jesús y te ha limpiado la cara. Tú la miras con mucho amor. Así quieres que tratemos a nuestros semejantes.

Dios mío, así como la Verónica se acercó con tu Hijo, yo también quiero hacerlo con mis hermanos.

7.- Jesús cae por segunda vez

Te alabamos Oh Cristo y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Otra vez te has caído, mi buen Jesús. Es que el camino es muy largo y difícil. Pero nuevamente tú te has levantado. Tú sabes que es necesario levantarse y seguir adelante hasta el final. 

Jesús, ayúdame a levantarme igual que tú, para poder seguir adelante en mi camino hacia ti.

8.- Jesús consuela a las santas mujeres

Te alabamos Oh Cristo y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Hay unas mujeres en el camino del calvario y tú te has detenido a saludarlas. Es tan grande tu corazón que las consuelas, en lugar de recibirlo. Quieres darles la esperanza de la Resurrección. 

Dios mío, ayúdame a tener el corazón tan grande como el de tu Hijo Jesús, para ayudar siempre a mis hermanos.

9.- Jesús cae por tercera vez

Te alabamos Oh Cristo y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Una vez más, mi buen Jesús, una vez más has caído. Y una vez más te has levantado. Tú sabes que es necesario llegar hasta el final para así poder salvarnos del pecado.

Gracias, mi buen Jesús, porque te levantaste y así me salvaste. Ayúdame a mí a levantarme cada vez que me caiga.

10.- Jesús es despojado de sus vestidura

Te alabamos Oh Cristo y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Mi buen Jesús. Te quitan la única túnica que tienes y los soldados la juegan a los dados. Vas a morir pobre, como también naciste pobre. Pero tú nos dijiste una vez que tu Reino no es de éste mundo, y son las puertas del cielo las que quieres abrir para nosotros.

Gracias, mi buen Jesús, gracias por querer salvarme.

11.- Jesús es clavado en la cruz

Te alabamos Oh Cristo y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Has llegado a la parte alta del monte, mi buen Jesús. Y te clavaron en la cruz como si fueras el peor de los ladrones. Pero tú sabes perdonar a quienes lo hicieron. Y también nos perdonas nuestras faltas.

Jesús mío, también perdóname a mí. Yo te quiero mucho y no me gusta verte así.

12.- Jesús muere la cruz

Te alabamos Oh Cristo y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Mi buen Jesús, viniste al mundo a salvarnos y ahora lo has logrado. Con tu muerte en la cruz, con tu obediencia a tu Padre nos has abierto las puertas del cielo.

Gracias, mi buen Jesús, gracias. Ahora ayúdame para que yo me gane el Cielo.

13.- Jesús es bajado de la cruz

Te alabamos Oh Cristo y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

María, tu Madre, te detiene entre sus brazos. Está muy triste, pero sigue confiando en Dios. Ella sabe que este no es el final. 

María, tú te convertiste en mi Madre desde la cruz. Jesús nos ha querido hacer ese regalo.Ayúdame a estar muy cerca de ti y de tu hijo toda mi vida.

14.- Jesús es colocado en el sepulcro

Te alabamos Oh Cristo y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Ahora todo ha terminado. La gente vuelve a su casa. Pero a nosotros nos queda la esperanza de la resurrección.

Sabemos que tú vivirás siempre. En el Cielo, en el Sagrario y también en nuestro corazón.
Ayúdame, mi buen Jesús, ayúdame a resucitar contigo cada día, y a vivir con la alegría de la resurrección.

Vía Crucis para niños

Primera estación: Jesús es condenado a muerte 

Jesús mío, tu silencio me enseña a llevar las contradicciones con paciencia.
Padrenuestro.

Segunda estación: Jesús va cargado con la Cruz 

Esta Cruz, ¡Jesús mío! Debiera ser mía; mis pecados te crucificaron. Padrenuestro.

Tercera estación: Jesús cae por primera vez bajo la Cruz

¡Jesús mío! Por esta primera caída, no me dejes caer en pecado mortal. Padrenuestro.

Cuarta estación: Jesús encuentra a su Madre

Que ningún afecto humano, ¡Jesús mío!, me impida seguir el camino de la cruz. Padrenuestro.

Quinta estación: Simón, el cirineo, ayuda a Jesús a llevar la cruz

Jesús, amigo mío, que yo acepte con resignación cualquier prueba que sea tu Voluntad enviarme. Padrenuestro.

Sexta estación: La Verónica enjuga el rostro de Jesús

Imprime, Jesús, tu sagrado rostro sobre mi corazón y concédeme que nunca lo borre el pecado. Padrenuestro.

Séptima estación: Jesús cae por segunda vez

Jesús mío, déjame ayudarte a levantarte, y cuando yo me caiga, me ayudas tú. Padrenuestro.

Octava estación: Jesús consuela a las santas mujeres

Mi mayor consuelo, ¡Jesús mío!, sería oírte decir: muchos pecados te son perdonados, porque has amado mucho. Padrenuestro.

Novena estación: Jesús cae por tercera vez

Jesús, cuando me sienta cansado en el camino de la vida, sé Tú mi apoyo y mi perseverancia en los trabajos. Padrenuestro.

Décima estación: Jesús es despojado de sus vestiduras

Despójame, Jesús, del afecto de las cosas terrenas y revísteme de la túnica del arrepentimiento y penitencia. Padrenuestro.

Undécima estación: Jesús es clavado en la cruz

Enséñame, amado Jesús mío, a perdonar las injurias y olvidarlas. Padrenuestro.

Duodécima estación: Jesús muere en la cruz

Ya estás en la agonía, Jesús mío, pero tu Sagrado Corazón late de amor por los pobres pecadores. Haz que te ame. Padrenuestro.

Décimo tercera estación: Jesús es bajado de la cruz

Tu cruz se ha quedado vacía y nosotros, tristes. Ayúdanos a saber esperar la alegría de la resurrección. Padrenuestro.

Décimo cuarta estación: Jesús es colocado en el sepulcro

Cuando yo, Jesús, te reciba en mi corazón en la sagrada Eucaristía, haz que halles digna morada, para Ti. Padrenuestro.

El sermón de las Siete Palabras

Esta devoción consiste en reflexionar en las últimas siete frases que pronunció Jesús en la cruz, antes de su muerte.

Primera Palabra

"Padre: Perdónalos porque no saben lo que hacen". (San Lucas 23, 24) 

Jesús nos dejó una gran enseñanza con estas palabras, ya que a pesar de ser Dios, no se ocupó de probar su inocencia, ya que la verdad siempre prevalece. Nosotros debemos ocuparnos del juicio ante Dios y no del de los hombres. Jesús no pidió el perdón para Él porque no tenía pecado, lo pidió para quienes lo acusaron. Nosotros no somos nadie para juzgar. Dios nos ha perdonado grandes pecados, por lo que nosotros debemos perdonar a los demás. El perdonar ayuda a quitar el odio. El amor debe ganar al odio. La verdadera prueba del cristiano no consiste en cuánto ama a sus amigos, sino a sus enemigos. Perdonar a los enemigos es grandeza de alma, perdonar es prueba de amor. 

Segunda Palabra

"Yo te aseguro: Hoy estarás conmigo en el paraíso". (San Lucas 23,43)

Estas palabras nos enseñan la actitud que debemos tomar ante el dolor y el sufrimiento. La manera como reaccionemos ante el dolor depende de nuestra filosofía de vida. Dice un poeta que dos prisioneros miraron a través de los barrotes de su celda y uno vio lodo y otro vio estrellas. Estas son las actitudes que se encuentran manifestadas en los dos ladrones crucificados al lado de Jesús: uno no le dio sentido a su dolor y el otro sí lo hizo. Necesitamos espiritualizar el sufrimiento para ser mejores personas. Jesús en la cruz es una prueba de amor. El ladrón de la derecha, al ver a Jesús en la cruz comprende el valor del sufrimiento. El sufrimiento puede hacer un bien a otros y a nuestra alma. Nos acerca a Dios si le damos sentido. 

Tercera Palabra

"Mujer, ahí tienes a tu hijo. Ahí tienes a tu Madre". (San Juan 19, 26-27)

La Virgen es proclamada Madre de todos los hombres.
El amor busca aligerar al que sufre y tomar sus dolores. Una madre cuando ama quiere tomar el dolor de las heridas de sus hijos. Jesús y María nos aman con un amor sin límites. María es Madre de cada uno de nosotros. En Juan estamos representados cada uno de nosotros. María es el refugio de los pecadores. Ella entiende que somos pecadores. 

Cuarta Palabra

"Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" (San Marcos 15, 34)

Es una oración, un salmo. Es el hijo que habla con el Padre. 
Estas palabras nos hacen pensar en el pecado de los hombres. El pecado es la muerte del alma. La bondad es el constante rechazo al pecado. El pecado es el abandono de Dios por parte del hombre. El hombre rechazó a Dios y Jesús experimentó esto. 

Quinta Palabra

"¡Tengo sed!" (San Juan 19, 28)

La sed es un signo de vida. Tiene sed de dar vida y por eso muere.
Él tenía sed por las almas de los hombres. El Pastor estaba sólo, sin sus ovejas. Durante toda su vida Jesús había buscado almas. Los dolores del cuerpo no eran nada en comparación del dolor del alma. Que el hombre despreciara su amor le dolía profundamente en su corazón. Todo hombre necesita ser feliz y no se puede ser feliz sin Dios. La sed de todo hombre es la sed del amor. 

Sexta Palabra

"Todo está consumado". (San Juan 19, 30)

Todo tiene sentido: Jesús por amor nos da su vida. Jesús cumplió con la voluntad de su Padre. Su misión terminaría con su muerte. El plan estaba realizado. Nuestro plan no está aún terminado, porque todavía no hemos salvado nuestras almas. Todo lo que hagamos debe estar dirigido a este fin. El sufrimiento, los tropiezos de la vida nos recuerdan que la felicidad completa solo la podremos alcanzar en el cielo. Aprendemos a morir muriendo a nosotros mismos, a nuestro orgullo, nuestra envidia, nuestra pereza, miles de veces cada día. 

Séptima Palabra

"Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu". (San Lucas 23, 46)

Jesús muere con serenidad, con paz, su oración es de confianza en Dios. Se abandona en las manos de su Padre. 
Estas palabras nos hacen pensar que debemos de cuidar nuestra alma, no sólo nuestro cuerpo. Jesús entregó su cuerpo, pero no su alma. Devolvió su espíritu a su Padre no con grito de rebelión sino con un grito triunfante. Nadie nos puede quitar nuestro espíritu. Es importante recordar cual es nuestro destino en al vida para no equivocarnos de camino a seguir. Jesús nunca perdió de vista su meta a seguir. Sacrificó todo para alcanzarla. Lo más importante en la vida es la salvación de nuestras almas. 

La Virgen de la Soledad 

Bajo el título de la Virgen de la Soledad, se venera a María en muchos lugares y se celebra el viernes santo.

El Viernes Santo se acompaña a María en la experiencia de recibir en brazos a su Hijo muerto con un sentido de condolencia. Se dice que se le va a dar el pésame a la Virgen, cuya imagen se viste de negro ese día, como señal de luto. 

Acompañamos a María en su dolor profundo, el dolor de una madre que pierde a su Hijo amado. Ha presenciado la muerte más atroz e injusta que se haya realizado jamás, pero al mismo tiempo le alienta una gran esperanza sostenida por la fe. María vio a su hijo abandonado por los apóstoles temerosos, flagelado por los soldados romanos, coronado con espinas, escupido, abofeteado, caminando descalzo debajo de un madero astilloso y muy pesado hacia el monte Calvario, donde finalmente presenció la agonía de su muerte en una cruz, clavado de pies y manos. 
María saca su fortaleza de la oración y de la confianza en que la Voluntad de Dios es lo mejor para nosotros, aunque nosotros no lo comprendamos.

Es Ella quien con su compañía, su fortaleza y su fe nos da fuerza en los momentos del dolor, en los sufrimientos diarios y pidámosle la gracia de sufrir unidos a Jesucristo, en nuestro corazón, para así unir los sacrificios de nuestra vida a los de ella y comprendamos que en el dolor, somos más parecidos a Cristo y capaces de amarlo con mayor intensidad.

La imagen de la Virgen dolorosa nos enseña a tener fortaleza ante los sufrimientos de la vida. Encontremos en Ella una compañía y una fuerza para dar sentido a los propios sufrimientos.

Se le puede cantar a la Virgen la siguiente canción:

En el sufrimiento
supiste callar,
y junto a tu hijo
enseñas a amar.
Un Viernes Santo, con gran dolor,
sufre en silencio junto al redentor;
desde esa hora, hora de cruz,
es nuestra Madre, nos la dio Jesús.

Sugerencias para vivir la fiesta:

Visita nuestro Especial de Semana Santa

Fuente texto e imagen Catholic net